Recomendaciones para los más peques en la calle, nueva píldora emocional del Gabinete Psicopedagógico Municipal

18 mayo 2020|Burjassot

El síndrome de la cabaña

Las profesionales del Gabinete Psicopedagógico Municipal del Ayuntamiento de Burjassot, dependiente de la Concejalía de Educación, dirigida por Manuela Carrero, han preparado una nueva “pildorita emocional” para ayudar a las familias a sobrellevar, de la mejor de las maneras, el confinamiento y, en este caso, el inicio de las salidas de los peques a la calle.

Desde el domingo 26 de abril en el que se pudieron realizar las primeras salidas con niños, son muchos los padres que están observando, tal y como han señalado desde el servicio municipal, que sus hijos e hijas muestran temor a salir a la calle, llegando incluso a mostrarse ansiosos y negarse rotundamente a salir de casa. Estas conductas pueden ser comprensibles teniendo en cuenta que llevan mucho tiempo sin salir de casa y que en ocasiones pueden haber notado la preocupación en los hogares, las noticias negativas o la sensación de inseguridad o de alarma.

Uno de los problemas que  pueden producirse conforme las fases de desescalada vayan avanzando es lo que se conoce como “El síndrome de la cabaña”, pero es importante no confundir el miedo a salir tras un período de aislamiento en nuestras casas con otro tipo de circunstancias.

Recomendaciones en los paseos con niños:

  • Es importante no forzarlos, burlarnos o ridiculizarlos obligándolos a salir por fuerza.
  • Si observamos temor, podemos esperar unos días, en los que intentaremos trabajar con ellos esas preocupaciones. Para ello es útil preguntar y hablar sobre qué es lo que les da miedo, podemos dibujarlo para facilitarles la expresión del temor.
  • Una vez sepamos qué les preocupa podremos ayudarlos a entender que lo que piensan no va a pasar, o que juntos tendremos una solución, por ejemplo si tienen miedo a que “el bichito puede hacerle daño” les explicaremos que podemos volver a salir porque ya quedan muy pocos en la calle y que además podemos asustarlos si nos protegemos con mascarilla, no tocamos nada y nos lavamos las manos frecuentemente.
  • Si se anima a salir, procuraremos que tenga una experiencia positiva en la calle y que vuelva a casa contento, e intentaremos no mostrarnos preocupados o estresados por ciertos comportamientos que nos agobien, como tocar, acercarse demasiado a otros niños etc. Debemos explicárselo con calma y cariño cuando tengamos que corregirles algo. Igualmente evitaremos hablar en su presencia con otras personas de la preocupación o miedo que nos causa el virus. Mientras más seguros y serenos nos vean más tranquilos estarán ellos.
  • Si por el contrario siguen sin querer salir, les daremos unos días más de margen, en estos días intentaremos darles muestras y ejemplos positivos de salir a la calle. Podemos sentarnos en el balcón a ver jugar y pasear a otros niños, contarles la experiencia positiva que otro miembro de la familia ha tenido al salir a comprar o pasear, proponerles algo atractivo para animarlos a salir (ir a ver al señor del quiosco, comprobar si han crecido las plantas del parque etc.).
  • Ir progresivamente consiguiendo pequeñas conquistas, a su ritmo, les vendrá perfecto. Y si al principio no es una hora de salida, pero son 10 o 20 minutos de estar a gusto debajo de casa, les ayudará a avanzar progresivamente, anclar en su pensamiento esta salida como experiencia agradable. Por lo tanto, las vivencias agradables, con sensación de seguridad y protección serán importantes para que se sienta competente para vencer el miedo.

Un poco de esfuerzo y a la vez, sentirse que lo puede hacer, serán las pequeñas conquistas que les ayuden a superar cualquier miedo y sobre todo, a sentirse dueños de esos miedos. Y aquí está la clave, NO DEJAR QUE LOS SENTIMIENTOS LIDEREN SU VIDA SIN DECISIÓN y poder recoger las emociones desde la información que ofrecen y su decisión de qué hacer. Es la verdadera gestión de poder y seguridad, con la que puedes ayudar y acompañar a que los niños consigan estar tranquilos.

Y recordad que siempre es más fácil para ellos si lo hacemos jugando a dibujar o a escenificar con sus muñecos la situación, más útil aún en niños de corta edad que todavía no tienen suficientes herramientas lingüísticas.